09 avril 2009

La angustia es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada.


Baigneuses, Paul Cézanne, 1906.

La angustia es un afecto, un sentimiento que se impone con sensaciones de ahogo, opresión, asfixia y sofoco, por lo tanto, se considera una de las emociones básicas de la estructura anímica del hombre.

La angustia es un sentimiento que invade al sujeto y generalmente su causa permanece desconocida para el mismo. Es una señal de peligro, cuando la causa se conoce y el peligro se sitúa claramente sobre un objeto real y externo al sujeto, es llamada miedo o fobia. En cambio cuando la angustia nos vuelve temerosos, es hacia algo inespecífico y podemos llamar a eso “Expectativa angustiada”.

Esta ansiedad sin objeto, está presente en muchos cuadros clínicos psicopatológicos. Además se encuentra asociada a los cuadros orgánicos, enfermedades y traumatismos diversos. Es por esto, que la angustia a pesar de ser algo psíquico tiene una estricta relación con lo biológico lo que se manifiesta a través de las somatizaciones y conversiones, de esta forma el sentimiento de la angustia es llevado a una parte del cuerpo causando trastornos con o sin correlato biológico.
La conversión se caracteriza por trasladar la angustia a un lugar específico del cuerpo, sin fundamento biológico; por ejemplo, una persona al ir al dentista se le traba la mandíbula o se le seca la boca, a causa del miedo de ser atendida. Un ejemplo típico de conversión lo es el caso de Dora, quien luego de 9 meses de haber tenido relaciones sexuales con un hombre, se vuelve coja producto de la angustia que le causaba creer que estaba embarazada. También hablamos de trastornos por conversión cuando se trata de embarazos fantasmas, o de casos en que hay pérdida de sensibilidad, manifestándose como anestesia total o parcial, ceguera, sordera, parálisis, etc. Otro ejemplo de conversión es el estudiante universitario que padece ceguera intermitente. Todas estas conversiones no son fingidas, ya que se manifiestan como respuestas involuntarias que escapan al control consciente de los sujetos.

En cambio, la somatización difiere de la conversión en que sí hay una disfunción biológica real que la justifica. Generalmente la somatización se da en los niños, ya que éstos al verse enfrentados a situaciones conflictivas y adversas, sitúan la angustia en lugares del cuerpo, por ejemplo “los dolores de guatita”, colitis, entre otros. Llevando este concepto a nuestra profesión, debemos referirnos a la “lengua pilosa”, la cual es una somatización de algo que el paciente no puede decir, y a causa de ello, crecen pelos en su lengua; la persona quiere decir algo “peludo” pero no se atreve. Acá el dentista juega un papel importante ya que puede hacer que la “lengua pilosa” hable, no operando materialmente sino que sicológicamente. Por lo que, el dentista puede ser considerado como un depositario de las angustias del alma del paciente.