Su carta del 14 de Enero de 1912 le describe su estado de alma con las siguientes palabras: "Usted... está enterado de como yo , desde hace dos años, estoy aquí tendido y no hago nada, como si intentara incorporarme agarrándome de uno o de otro que pasa por mi lado y viviendo del tiempo y de la capacidad de escuchar de aquellos a los que induzco a permanecer a mi lado.
Es propio de este estado el que se transforme en una total enfermedad si es que dura demasiado. Yo me pregunto cada día si no estoy obligado a acabar con él a cualquier precio o de cualquier manera... Escriba alguna vez... y permítame así leer qué piensa usted de esta criatura frente al psicoanálisis..." .
En otra carta a Lou Andreas- Salomé aparecen nuevas descripciones sobre su estado de salud: " Sigue existiendo el hecho de que incluso corporalmente me siento muy mal... La hipersensibilidad de los músculos es tan grande que (basta) algo de gimnasia o alguna postura exagerada (por ejemplo, al afeitarme) para que tenga consecuencias inmediatas como dolores , hinchazones, etc., fenómenos a los que luego vuelven a asociarse angustias, temores y sensaciones de todo tipo...".
Más adelante, en Marzo de 1913, lo encontramos otra vez sufriendo. Y así continuará por períodos hasta su muerte. "¿Qué tendría que pasar para que yo sintiese algo?", le escribe a la Princesa Marie von Thun und Taxis. Y luego continua: "El vino, Venecia, Toledo, que me llegó tan hondo en el corazón , todo ha pasado como una (mera) interrupción, como un pedacito de sueño profundo en medio del insomnio".
Y en la misma carta se refiere a esa sequedad del corazón de la que el sufre, a propósito de que la princesa le pregunta por su nueva amiga, de quien ella ha oído que lo quiere mucho: "Es que yo no soy un verdadero amante; a mi el amor me toma sólo desde fuera , quizás porque nunca nadie me ha conmovido verdaderamente, quizás también por que yo nunca quise a mi madre. Y así me siento desarmado frente a esta joven y hermosa criatura...". Y poco más de un año más tarde, en otra carta a Lou Andreas- Salomé dice: "...después de estos meses de sufrimiento he tenido que darme cuenta que nadie me puede ayudar, nadie...".
Es propio de este estado el que se transforme en una total enfermedad si es que dura demasiado. Yo me pregunto cada día si no estoy obligado a acabar con él a cualquier precio o de cualquier manera... Escriba alguna vez... y permítame así leer qué piensa usted de esta criatura frente al psicoanálisis..." .
En otra carta a Lou Andreas- Salomé aparecen nuevas descripciones sobre su estado de salud: " Sigue existiendo el hecho de que incluso corporalmente me siento muy mal... La hipersensibilidad de los músculos es tan grande que (basta) algo de gimnasia o alguna postura exagerada (por ejemplo, al afeitarme) para que tenga consecuencias inmediatas como dolores , hinchazones, etc., fenómenos a los que luego vuelven a asociarse angustias, temores y sensaciones de todo tipo...".
Más adelante, en Marzo de 1913, lo encontramos otra vez sufriendo. Y así continuará por períodos hasta su muerte. "¿Qué tendría que pasar para que yo sintiese algo?", le escribe a la Princesa Marie von Thun und Taxis. Y luego continua: "El vino, Venecia, Toledo, que me llegó tan hondo en el corazón , todo ha pasado como una (mera) interrupción, como un pedacito de sueño profundo en medio del insomnio".
Y en la misma carta se refiere a esa sequedad del corazón de la que el sufre, a propósito de que la princesa le pregunta por su nueva amiga, de quien ella ha oído que lo quiere mucho: "Es que yo no soy un verdadero amante; a mi el amor me toma sólo desde fuera , quizás porque nunca nadie me ha conmovido verdaderamente, quizás también por que yo nunca quise a mi madre. Y así me siento desarmado frente a esta joven y hermosa criatura...". Y poco más de un año más tarde, en otra carta a Lou Andreas- Salomé dice: "...después de estos meses de sufrimiento he tenido que darme cuenta que nadie me puede ayudar, nadie...".
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