16 avril 2006

El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta.

The Ghosts of Paolo and Francesca Appear to Dante and Virgil, Ary Scheffer, 1855.




La confesión, que es tema de preocupación de todos, por encima de las creencias, es como una misteriosa válvula de escape espiritual que nos libera de nuestras obsesiones,que nos salva de la depresión pues tiene un alto valor catártico. Siendo tan importante es muy poco lo que se sabe cómo opera en el ser humano. ¿Cuáles son sus mecanismos y que efectos produce?
El proceso que nos lleva a la confesión es muy sencillo. Es una ley natural: todo lo que entra en el cuerpo tiene que salir. Así como eliminamos las sustancias líquidas y sólidas,luego que éstas han cumplido su función biológica,así también debemos desechar psicológicamente las impresiones, emociones y pensamientos que forman parte de la experiencia vital.

Al mismo tiempo que las impresiones de nuestros sentidos quedan registradas en el cerebro se desencadena en el cuerpo una serie de reacciones. En el instante en que por fin asimilamos una experiencia, sea del tipo que fuere, la liberamos como algo creativo. En este caso nos sentimos bien. Pero cuando no logramos "digerir" un determinado acontecimiento, una impresión, un temor, un cargo de conciencia, nos sentimos mal. Esto ocurre porque somos incapaces de sacar a luz algo que nos conmueve o preocupa. Entonces no se enferma el cuerpo sino la psiquis. Y para curar ese mal la confesión es el método terapéutico para liberar esa carga.
Este proceso fue estudiado por el psicólogo Jung, quien observó cómo se comportaban dos grupos: uno de católicos y otro de protestantes cuando se sentían enfermos. Los resultados demostraron que el 57 por ciento de los protestantes iban al médico, mientras que sólo el 25 por ciento de los católicos hacían lo mismo. Pero la cosa variaba cuando se trataba de problemas espirituales. Mientras el 58 por ciento de los católicos hablaban de ese tema con el sacerdote, sólo el 8 por ciento de los protestantes hacian otro tanto.

La conclusión que sacó Jung de esto fue que la confesión tiene una influencia positiva en la salud de las personas y dedujo que ésta no es un tema puramente religioso. También Freud llegó a la misma conclusión considerando a la confesión como un valioso auxiliar para permanecer sano espiritual y psicológicamente.
Pero antes que todos estos psicólogos, ya Aristóteles,el filósofo griego, hablaba de la "catarsis", o sea la limpieza interior. Los asirios recitaban oraciones para que los Dioses les perdonaran. Los judios ortodoxos, con motivo de la confesión, celebran la gran fiesta de la reconociliación. Los musulmanes y budistas hacen otro tanto. En el caso de los budistas, los monjes tienen la obligación de recitar sus oraciones todas las mañanas confesando sus errores; pero éstos no esperan redención alguna por su confesión, sino que aceptan el destino y esperan pacientemente el castigo. Es decir, asumen plenamente la culpa.