Isn't it enough to see that a garden is beautiful without having to believe that there are fairies at the bottom of it too?
Allegorie, Ans Von Aachen, 1598.
Normalmente solemos agrupar bajo el nombre “tragedia” a un grupo de composiciones de distintas épocas, autores e inspiraciones. Tan tragedias nos parecen las de Shakespeare, como las de Racine o las de Sófocles. Sin embargo entre la tragedia griega y todas las demas existen profundas diferencias. La primera es formal: la tragedia griega cuenta con elementos materiales que no tiene ninguna otra (coro, máscaras, música, coturno, etc.). La segunda se refiere a las ocasiones de representación: la tragedia ática está ligada al culto y forma parte del culto oficial de la polis (no es un mero espectáculo). Además, conceptualmente, la tragedia griega no se ajusta a las concepciones modernas. La definición romántica de tragedia como “un conflicto que no permite ninguna solución” no es aplicable a casi ninguna tragedia griega (muchas tienen final feliz o, al menos, harmónico).
Existen, además, otras diferencias. Estamos acostumbrados a pensar que en la tragedia existe una suerte de “justicia” por la cual los buenos son premiados y los malvados son castigados. Nada de esto existe en la tragedia griega; pero es que ni siquiera hay aniquilación moral o física del héroe. La tragedia griega no mira al final, sino que se concentra en el dolor, sufrimiento, enfrentamiento del hombre con su propio destino, grandeza moral y afirmación del yo humano. Pero es que tampoco existe el héroe estrictamente hablando hasta Sófocles.
En la tragedia moderna lo decisivo es la oposición insalvable que conduce a la catástrofe; en la griega, lo decisivo es la decisión que el personaje trágico ha de tomar; normalmente tomará la más difícil buscando tò kalón y lo hará solo.
Sin embargo resulta relativamente sencillo describir los aspectos externos de la tragedia griega, pues la cantidad de obras y fragmentos conservados permiten hacernos una idea bastante aproximada del género. No es extraño que se hayan ensayado definiciones o más bien descripciones de la tragedia desde antiguo. Aristóteles define el género como “una representación imitadora de una acción seria, concreta, de cierta grandeza, representada, y no narrada, por actores, con lenguaje elegante, empleando un estilo diferente para cada parte, y que, por medio de la compasión y el horro, provoca el desencadenamiento liberador de tales efectos”. Una definición más moderna nos dice que la tragedia ática es: “un fragmento completo de la leyenda heroica, elaborado poéticamente en un estilo elevado para su representación por medio de un coro de ciudadanos áticos y dos o tres actores, y concebido como una parte del culto oficial en el recinto sagrado de Dioniso y para representarse allí”.
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